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viernes, 22 de abril de 2011

compa conejo suicida





La voz temblorosa me pregunta qué clase de animal me gustaría haber sido, yo digo que un conejo de peluche al que se le cayó un ojo de botón de tanto afecto que le dio su dueño, a saber, un niño de 6 años, como Juan.
El silencio que sigue dice mucho. Del otro lado del teléfono alguien que me quiere bien, elige las palabras… no puede… no hay manera de decir esto de una forma bonita.
Voy a morir.
Mi último día debería empezar temprano, muy temprano, tratar de ser metódico, práctico, cosas que nunca fui en mi vida. OK, un intento. El último.
7:30 a.m. Escribir que no quiero ningún ritual que pase por las manos de ninguno de los dioses conocidos. Quiero que sepan que me sentí tranquilo la noche en que maté a dios, dormí como un bebé, sin miedo ni del infierno ni de ese otro gran abismo al que todos llaman cielo. Que para mí la literatura, o más bien, los libros y escribir, cumplieron con todo lo que a otros daba dios: consuelo, esperanza, castigo y una forma —no mejor ni peor— de tratar de explicarme qué mierda era la vida.
8:00 a.m. Arreglo que me quemen, tres partes iguales de mí llegarán cada una a un lugar diferente: el volcán Irazú, el lugar donde estuvo mi primera casa en el mundo y el Puerto. En esos tres lugares fui feliz.
8:20 a.m. Una taza de café y varios cigarrillos, me juré que a las once de hoy dejaría de fumar; yo cumplo, trataré de no pensar en otro tiempo, en otras tazas de café y cigarrillos, ya lo dijo De Cuenca: la nostalgia es un burdo pasatiempo.
8:30 am. Lloro, lloro, pero sigo haciendo cosas, mientras tomo una ducha, mientras me afeito, mientras entro por última vez en ese milagro del calzoncillo limpio, lloro y me miraré al espejo para ver qué se siente ver a la cara a un hombre muerto que llora.
9 a.m. Me limpio la cara, salgo de mi casa a desayunar con mis hijos, Juan y Lucy, los beso despacio y me voy.
10:00 a.m. Tomarse las pastillas, no olvidar las pastillas, aunque ya no sirvan para nada, continuar el ritual de las pastillas, sentir el gusto idiota de hacer algo sabiendo que no sirve para nada.
10:20 a.m. Llegar a San José. Caminar por el pasillo de las flores del Mercado Central y no pensar en otra cosa que las flores.
10:40 a.m. Sentarme a conversar con un extraño sobre nada, de lo que él quiera: fútbol, política, Latin American Idol, no caer en la tentación de juzgarlo, no sentirme mejor que el otro, no sentirme.
10:45 a.m. Buscar mi marisquería favorita y pedir un ceviche, una sopa y camarones.
11:30 a.m. Llamar a mi mama por teléfono, decir gracias.
11:45 a.m. Dejar de fumar, yo cumplo, tarde, pero cumplo. Volver a mi casa.
12 en punto. Buscar el noticiero de radio que justo a las doce pasa el “Avemaría” de Perry Como y recordarme cuando era niño y me ponía el uniforme de la escuela.
12:15 p.m. Terminar algo de lo que he estado escribiendo.
1:00 pm. Llorar otro poquito y ver La Mansión Forrester para amigos imaginarios y reírme de Blu, reírme mucho, si es posible con Juan y Lucía en mi cama.
2:00 p.m. Poner mis canciones favoritas.
2:30 p.m. Leer El principito, el último monólogo de Novecento y los capítulos finales de El dios de las pequeñas cosas.
6:00 p.m. Llamar a un amigo, decir gracias.
6:30 p.m. Preparar una cena decente para mí, y ponerme ropa bonita y tratarme como al mejor.
7:00 p.m. No hacer las paces con mis enemigos, no perdonar los crímenes contra mí, no sobornar al perro más grande de las culpas con ninguno de estos actos.
7:30 p.m. Cenar, comer un helado, recaer con un cigarrillo y no sentirme mal.
8:40 p.m. Llamar a ese numero que recuerdo tan bien y que no volví a marcar desde hace mucho, escuchar la voz en la contestadora y no decir lo que tengo que decir, después del tono.
9:00 p.m. Poner Nina Simone, mucho Nina Simone.
9:00 p.m. Pensar en aquel astronauta falso que vi una vez, pensar en lo que dijo: “Para ser alguien que nunca estuvo preparado para vivir en este mundo, creo que lo voy a extrañar”.
10:00 p.m. Quitar de la refri la foto donde estoy junto a mis hijos.
10:05 p.m. Llorar hasta dormirme.
11:00 p.m. Dormirme.
12 en punto. Soñar con conejos de peluche, tuertos, pero felices.

sábado, 16 de abril de 2011

los sabados son de patinar

ajustar horarios para poder rodar es algo en lo que he pensado en estos dias  , es curioso como se la ingenian amigos mios del patin para poder rodar cuando al lado estan las responsabilidades laborales y el estudio y aun la doña y los chigüines , era mas facil a los 15 cuando el unico impedimento podia ser la lluvia o el deck roto , salia uno sin rumbo fijo montado en las 4 ruedas remando por que aventura deparara el destino , bueno eso ya paso hace mucho para mi , y siguiendo por ahi mismo este sabado dije : ya no aguanto mas , hay que salir a sudar un rato , el trabajo demanada un poco mas de mi ahora por eso mas bien sudar un rato puede hacer que me concentre y me relaje para seguir adelante, y ahi fui ,,,,, de camino la presa , los spots que visito estaban vacios de lo temprano que era , pero el tiempo apremiaba y no podia darle largas , entonces de camino me encuentro con que los sabados contiguo a la escuela metallica la municipalidad cierra la calle que no esta nada mal y ponen un par de rails  , buena iniciativa !!!!!! en fin aca les dejo las fotos para que se animen a dar una vuletilla al chante





                                                                            
                           Entrando no  mas me encuentro al dani xxxx e



nunca entendi por que le dicen asi

 



YA AHORA SI SERIOS ACA VAN LAS FOTOS DEL DANI

  MIRE NO MAS !!










 Ahi mismo estaba el teo recuperandose rapidamente , estaba quemandose por   darle pero ya pronto estara up and running !!!!!



 de lao a lao